jueves, 23 de enero de 2014

UNA BREVE Y REAL HISTORIA. (RELATO VAMPIRICO) . CAPÍTULO VII EL TUNEL. CONSTRUCCIÓN.


UNA BREVE Y REAL HISTORIA. (RELATO VAMPIRICO)

CAPÍTULO VII

Primera parte: Viaje a Polonia.

En el Capítulo anterior: "... había una guardia de ocho soldados, mandados por un korporal der Wache..."

EL TUNEL. CONSTRUCCIÓN.

Edwind von Wulf, Conde de Nacht, tenia contactos importantes por casi toda Europa. Pero también tenía otros contactos no tan influyentes, dedicados al pillaje y vandalismo a los que acudía cuando necesitaba le realizasen algún trabajo oscuro. Como bien decía: "Amigos hasta en el Infierno..."
Durante la restauración de su castillo medieval de Flakker, construcción fortificada situada en un elevado cerro,el conde Nacht, tenía un proyecto en mente: la realización de un túnel desde el castillo hasta mas allá de las laderas del cerro, para caso de salida precipitada o evacuación forzosa del castillo.
Para ello, hizo un viaje a Polonia, al Voivodato de Rawa. Allí tenia un amigo que le debía varios favores: el Voivoda (Gobernador) de la región. Este, de nombre Alojzy Warikowicz, era un siniestro personaje sin escrúpulos que manejaba el Voivodato de forma tirana ya su conveniencia.
El encuentro del Conde con el Voivoda en la residencia oficial de éste, transcurrió de la siguiente manera:

- Señor Conde, qué le trae por mi pequeño reino (riéndose y con cierto servilismo) y en que tengo el honor de serle útil?
- Alojzy, -respondió el Conde- es una visita de cortesía a un buen amigo como eres tu. Más si quiero pedirte algo sencillo. Pero eso lo hablaremos más tarde y en privado.
-Como su excelencia desee, amigo Edwind (tratándolo por su nombre de pila). Ordenaré que le indiquen sus aposentos. Después de la cena, y ya en privado, me comentará el motivo de su visita.

El Voivoda dió las instrucciones oportunas para que el Conde fuese atendido y alojado como se merecía, en las mejores dependencias para huéspedes de su lujosa residencia.
El Conde y su pequeño séquito, acompañaron al Mayordomo y los criados, que portaban su limitado equipaje, hasta los aposentos que el Voivoda les había elegido el el Ala Sur de la majestuosa Residencia.
Hasta la hora de la cena, tenia un margen de tiempo para descansar y ponerse ropa adecuada para el momento. Realmente el Conde no necesitaba descansar, pues los vampiros no lo precisaban, pero debía guardar las apariencias. Ni el Voivoda ni nadie conocían su verdadero aspecto y circunstancia de vida.

FIN DE LA PRIMERA PARTE
DEL CAPÍTULO VII.
CONTINUARA.

Madrid, a 14 de Enero de 2.014
Tony Garal.

Twitter: @TonyGaral
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