lunes, 10 de febrero de 2014

UNA BREVE Y REAL HISTORIA. (RELATO VAMPIRICO). CAPÍTULO VII Tercera Parte: Solicitud.


UNA BREVE Y REAL HISTORIA. (RELATO VAMPIRICO)

CAPÍTULO VII

Tercera Parte: Solicitud.

En el Capitulo anterior: “...y mientras saboreaban el fuerte vodka,....temas intrascendentes.....para disponerse a pasar la larga noche.”

LAS PRETENSIONES DEL CONDE.

Muy temprano, sobre las nueve de la mañana, el Conde, se preparaba para dar un paseo a caballo acompañado por el Coronel Comandante de los soldados de su castillo. La residencia del Gobernador de Rawa, estaba circunvalada por un hermoso jardín muy bien cuidado. Además de varios arboles propios de la zona, contaba con algunas estatuas y fuentes, rosaledas y otras plantas y flores propias de cualquier vergel. Hacia uno de sus extremos, corría un alegre y cantarín riachuelo de aguas puras y cristalinas y que en la parte sur de la extensa finca, daba lugar a un pequeño lago con algunas plantas acuáticas. Unos pequeños peces y una familia de cisnes y patos, ponían una nota de color el en pequeño pero hermoso estanque.
De la finca partían tres caminos, uno de los cuales, tres kilómetros más adelante, después de atravesar una zona de verdes prados con frutales y huertas de labranza, se adentraba en un frondoso bosque de altos árboles. El Conde y su acompañante, después de salir de la finca, dirigieron sus monturas hacia el bosque, siguiendo el curso del riachuelo que se adentraba en el mismo.
Dos horas más tarde Von Wulff y el soldado, estaban de regreso a la Residencia, pues este tenia pendiente una conversación con el Voivoda.
El Gobernador Alojzy recibió al Conde y el Jefe Militar en la pequeña, pero cómoda salita donde había desayunado:

- Buen provecho, Gobernador, saludó el Conde.
- Buenos días, señores. ¿Han disfrutado del paseo a caballo?
- Si, amigo Alojzy. Ha resultado muy entretenido y relajante, ya que se trata de una zona muy bonita.

El Voivoda, hizo una seña al criado y le ordenó traer tres vasos y la botella de vodka. Luego le dijo abandonase la sala y que nadie les molestase, si le necesitaba ya le avisaría.

- Bien, Excelencia, le dijo al Conde. Soy todo oidos. Trasládeme su petición y si está en mis posibles, haré todo lo que me pida.
-Si, querido amigo, está todo dentro de tus posibilidades, le dijo el Conde, y tras brevísima pausa continuó:
- El motivo de mi visita es pedirte un gran favor, que te será bien agradecido.
- Usted dirá, Señor Conde.

El Vampiro, le dijo al Gobernador que quería construir en su castillo un pasadizo secreto y que necesitaba mano de obra polaca para realizar la construcción.

- Es necesario -dijo el Conde- que sean personas jóvenes, fuertes y sanas, preferible solteras y a ser posible que no tengan familia.
- ¿Cuantos hombres necesitareis?, le dijo el Voivoda.
- Calculamos que con veinte hombres sanos y fuertes, puede ser suficiente.
- No tendré problema en reunirlos, señor Conde.
- Alojzy, es muy importante que estas gentes no conozcan el motivo de su contratación. Se les ha de decir que es para la construcción de un canal de riego en mis tierras.
- Será lo que se les comunique, observo el Gobernador.
- Muy bien, agregó el Conde.

Luego vino la parte siniestra. El Vampiro dijo al Voivoda, que debido a lo secreto del pasadizo, estas personas, después de la finalización del mismo, tendrían que desaparecer para siempre y por ello nunca regresarían a Polonia. Pero esto no debería conocerlo nadie a parte de los tres allí reunidos.
El Conde dejaría allí al Capitán y un reten de ocho soldados para conducir a los trabajadores al Castillo de Flakker, en Zwettl, Austria.
También sería necesario comprar unos carruajes grandes para el traslado de los condenados (pues ya estaban condenados a un final trágico). Para cubrir los gastos que el Voivoda tendría que desembolsar el Conde le entregó, aquel mismo día, 80.000 zlotis, moneda polaca en aquel entonces, en Ducados de
oro austríacos. Si esa cantidad no cubría los gastos, el Conde le haría llegar la diferencia...

Alojzy ordenó al criado, que la comida les fuese servida a los tres y al Administrador del Conde, al que tendrían que avisar, en la misma salita donde se encontraban reunidos. Después de la comida y tras una breve sobremesa, los comensales se retiraron a sus aposentos...

FIN DE LA TERCERA PARTE
Y DEL CAPÍTULO VII.
CONTINUARÁ.

Madrid, a 10 de Febrero de 2.014
Tony Garal.

Twitter: @TonyGaral
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